CIUDAD DE MOVILIDAD INTEGRADA, INCLUYENTE Y RESILIENTE
La Ciudad de México se ha planteado como objetivo un sistema de movilidad de bajas emisiones, accesible, eficiente e incluyente, que ayude a convertir a la gran urbe en un espacio mucho más habitable, sano y seguro. Con 19 millones de viajes diarios, en 2020 la capital fue considerada como una de las 30 urbes con peor tráfico en el mundo al experimentar 226 días de congestión vehicular al año; esto con base en los índices globales de tráfico, como TomTom. Paralelo a ello, el sector de la movilidad genera el 74% de las emisiones de CGEI, con consecuencias en la calidad del aire y la salud pública. Esto plantea un reto para el desarrollo de infraestructura sostenible en una ciudad caracterizada por serias desigualdades socio-espaciales e inequidad en las condiciones de viaje y los tiempos de traslado que afectan de manera importante a las periferias y a las mujeres.
Con la finalidad de cumplir con el derecho a la ciudad de todas y todos los que la habitan y transitan, la estrategia tiene como base un triple propósito: 1) integrar, 2) mejorar y 3) proteger. Integrar para optimizar la infraestructura física, operacional y la intermodalidad de los distintos sistemas de transporte público (autobuses, Metro, Metrobús, Tren Ligero, Trolebús, Cablebús y ECOBICI) de la zona metropolitana y sus periferias, y que se encuentran fragmentados tanto físicamente como en sus sistemas de pago, lo que dificulta una conexión segura y rápida. El objetivo es generar una visión y planificación de la movilidad ligada a políticas de desarrollo social y urbano, medio ambiente e infraestructura. Mejorar las condiciones del transporte público y del espacio peatonal para garantizar una mayor accesibilidad, seguridad, comodidad, higiene, mantenimiento e ingeniería de tránsito, dados los retos de rescate y rehabilitación urbano-ambiental, así como de gestión integral del riesgo y vulnerabilidad, frente al deterioro de la infraestructura de transporte, avenidas e instalaciones peatonales. Mejorar el transporte –incluido el de carga– hacia tecnologías menos contaminantes, ya que en la actualidad contribuye al 50% de las emisiones de partículas PM10 y PM2.5, y fomentar una transición tecnológica del transporte hacia la descarbonización, con opciones como la electromovilidad.
Proteger a las personas con infraestructura eficiente y para evitar accidentes viales y actos de violencia. El robo y asalto en transporte público afecta al 31% de los usuarios y se ha convertido en el delito con mayor incidencia en la capital, por lo que se debe trabajar en garantizar la seguridad, protección e inclusión de las personas en el transporte.
Un sistema de movilidad fragmentado, insuficiente e ineficaz afecta a todas y todos los habitantes, pero tiene un efecto agravado en las mujeres. Esto se refleja en mayores tiempos de traslado con un consecuente impacto en la pobreza de tiempo, en la inseguridad, el acoso sexual y una mayor exposición a una mala calidad del aire, pues son las mujeres quienes más caminan para realizar sus actividades cotidianas, entre las que se incluyen el cuidado de otras personas y de sus familias. La reducción de estas desigualdades es fundamental y transformadora para lograr metas globales en favor de las mujeres. En el esfuerzo por transversalizar el enfoque de género en las políticas de desarrollo, la capital ha avanzado en la elaboración de un Plan Estratégico de Género y Movilidad, con tres ejes de acción: 1) reducir las violencias y agresiones sexuales; 2) atender las necesidades y los patrones de viaje de las mujeres; y 3) fortalecer una mayor participación laboral de las mujeres en el sector de la movilidad.
Con este plan se ha mejorado la infraestructura de iluminación de las estaciones y sus entornos, se ha reforzado la vigilancia y los protocolos de respuesta efectiva ante casos de violencia sexual en el transporte, y se ha trabajado en estrategias de sensibilización artística para promover la cultura de igualdad entre mujeres y hombres.
Información complementaria
Uno de los retos para alcanzar la descarbonización y las metas climáticas del Acuerdo de París de mantener la temperatura por debajo de 1.5° C, es la transición tecnológica hacia vehículos eléctricos y de cero emisiones. La Ciudad de México está decidida a transitar hacia un transporte más limpio y de mayor eficiencia energética, de manera que ha comenzado con un programa piloto en el sistema de trolebuses y de Metrobús con la operación de 81 unidades eléctricas. La electromovilidad es un elemento clave en esta transición, por lo que se trabaja con instituciones académicas, empresas y el Gobierno Federal para la elaboración de un mapa de ruta de electromovilidad en la urbe para 2030. Una movilidad de cero emisiones hacia la descarbonización del sector presenta varios desafíos que será necesario atender para conseguir una nueva adaptación tecnológica, como son la reconversión en la fabricación y cadenas de suministro, su viabilidad económica, la promoción de incentivos económicos, la modificación de combustibles y, por supuesto, la democratización de la electromovilidad.
Información complementaria
Cablebús es una alternativa de movilidad sostenible que busca optimizar costos y tiempos de traslado en comunidades de difícil acceso y rezagadas que no cuentan con infraestructura adecuada de transporte. Es un sistema de teleféricos electromecánicos en las zonas altas de la ciudad que moviliza 117 millones de viajes al año gracias a la operación de cuatro líneas programadas. El proyecto también abarca la mejora de los barrios aledaños, así como la disminución de los altos índices delictivos y de violencia que aquejan al transporte público.
Con iniciativas como el Cablebús, y con una perspectiva de movilidad integrada, la Ciudad de México expande su red de transporte público que conectará a los usuarios con otras modalidades de transporte, reduciendo en un 54% el tiempo de traslado al pasar de 77 minutos a 46. Resulta igualmente innovador por su construcción sostenible, que evita que sus estaciones y unidades consuman electricidad al aprovechar la luz natural durante el día; esto permitirá que se disminuya la emisión de 3,100 toneladas de dióxido de carbono.
ECOBICI es un sistema de transporte público no motorizado que integra a la bicicleta como parte esencial de la movilidad. Creado en 2010, se han realizado más de 67 millones de viajes con 6,500 bicicletas, evitando con ello la emisión de 5,000 toneladas de dióxido de carbono. ECOBICI se conecta con cinco sistemas de transporte masivo, como el Metro y el Metrobús, y ha incorporado nuevas tecnologías como las bicicletas eléctricas. Con 322 kilómetros de infraestructura, la meta para 2024 es alcanzar los 600 kilómetros y las 10,000 bicicletas llegando a otras zonas de la Ciudad de México, aunque el reto seguirá siendo la democratización hacia la periferia.